Propuesta Educativa
Quiénes Somos
La Propuesta Educativa Teresiana está articulada en tres partes: el Marco Situacional, el Marco Conceptual, el Marco Operativo y de esos tres marcos se desprenden las Líneas Maestras.
Marco Situacional:
Nos permite reconocer el contexto, la realidad global en la que nos toca, desarrollar nuestro trabajo como educadores, darnos cuenta de los problemas, desafíos y esperanzas que suceden en nuestra realidad: somos conscientes que educamos en un mundo globalizado, tecnificado. Un mundo diversificado y en movimiento; un mundo necesitado de nuevas relaciones de equidad entre hombres y mujeres. Un mundo viviente del que dependemos. Un mundo plural con urgencia ética. Un mundo post moderno con sed de Dios.
Marco Conceptual:
Fundamenta la Antropología Teresiana, es decir cómo consideramos a la persona y además cuál es la imagen de Jesús y el sueño de Iglesia y sociedad que proyectamos.
Desde la Mística de la Educación Teresiana se propone formar personas:
Sujetas de encuentro: “formadas integralmente, mente y corazón, capacidad crítica y compasión, corresponsabilidad y cooperación, sabiduría y saber instrumental”.
Transformadoras sociales: “Enraizadas en la propia cultura con apertura al mundo global, conscientes de su identidad y pertenencia, creadoras de paz, que buscan la reconciliación y la no violencia”. Incluyentes, solidarias, con apertura y sensibilidad a diferentes realidades.
Con una experiencia profunda de Jesús, que buscan conocerlo y amarlo, lo tratan como amigo al estilo de Santa Teresa de Jesús; un Jesús muy cercano presente en su vida para darle sentido.
Desde esta nuestra perspectiva, “educamos para vivir y conformar sociedades plurales, interculturales, democráticas, inclusivas y solidarias, formadas en el diálogo, la aceptación de diversidades, la relación intercultural, la participación corresponsable y la colaboración”.
Para la educación Teresiana, la Iglesia es una Comunidad de discípulos de Jesucristo que “dejándose llevar por Su Palabra, alimentándose de su Eucaristía, se va haciendo pobre y solidaria compasiva con el sufrimiento del otro”.
Llevar a la práctica todo esto no es sencillo. Es necesario que los/as Educadores/as Teresianos estén conscientes de su vocación e identifiquen la Propuesta Educativa Teresiana dentro de su propio proyecto de vida, para ser congruentes en su pensar, sentir y hacer: parten de un contexto, prestan atención a lo que ocurre en la sociedad y dan cuenta de sus elecciones y preferencias. Promueven un estilo de autoridad basado en su competencia profesional puesta al servicio, diseñan experiencias de aprendizaje que se relacionen con el entorno y buscando el aprendizaje cooperativo y colaborativo. Más que expositores/as, son mediadores/as en los procesos de aprendizaje y convivencia, favoreciendo la participación activa de los/as alumnos/as, estableciendo acuerdos con ellos para crear “un clima de libertad para expresar el pensamiento divergente para innovar y aprender de los errores”. Los/as educadores/as Teresianos son acompañantes, lo que implica “la acogida incondicional, saber mirar amorosamente intuyendo la dinámica que mueve a personas y grupos más allá de las apariencias, creyendo y confiando en sus posibilidades”, dialogando y favoreciendo en el diálogo el conocimiento personal que mueva al crecimiento y la mejora.